Stellantis y la consolidación de Coahuila como potencia automotriz global

Stellantis y la consolidación de Coahuila como potencia automotriz global

México no es simplemente un sector económico más para la industria automotriz; es la columna vertebral de la manufactura nacional y el principal motor de las exportaciones que conectan al país con los mercados más exigentes del mundo. En este complejo engranaje de cadenas de suministro, ingeniería avanzada y mano de obra calificada, el estado de Coahuila ha logrado posicionarse no solo como un jugador relevante, sino como un líder indiscutible. Este liderazgo se ha visto recientemente reafirmado con un movimiento estratégico de gran calado: el lanzamiento del nuevo portafolio de RAM México por parte del gigante automotriz Stellantis en su planta de Saltillo. Este evento, más que una presentación de producto, simboliza la madurez industrial de una región que ha sabido transformar el acero y el talento humano en vehículos de clase mundial.

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El anuncio realizado desde el corazón industrial marca un hito en la historia de la manufactura norteamericana. Stellantis, conglomerado nacido de la fusión de FCA y PSA, ha elegido una vez más a Coahuila como la cuna para la producción de su línea de camionetas RAM, específicamente la RAM 1500, un vehículo que no solo domina las carreteras de Norteamérica, sino que representa uno de los segmentos más rentables y competitivos de la industria global. El evento, encabezado por el gobernador Manolo Jiménez Salinas, sirvió como el escenario perfecto para enviar un mensaje claro a los inversionistas internacionales: Coahuila combina estabilidad, seguridad y capacidad técnica para sostener proyectos de gran envergadura.

La decisión de producir la nueva línea de RAM en Saltillo no es fortuita ni obedece únicamente a costos operativos. Se trata de un reconocimiento explícito a la sofisticación de la planta de Derramadero y, fundamentalmente, a la calidad de la mano de obra local. Durante décadas, la narrativa sobre la manufactura en México se centró en la mano de obra barata, pero esa visión ha quedado obsoleta. Hoy, como lo destacó Daniel González, CEO de Stellantis México, el valor real reside en la especialización y el compromiso de los trabajadores. Las camionetas fabricadas en esta región han sido reconocidas consistentemente entre las mejores del mundo por organismos independientes y rankings de calidad inicial, lo que demuestra que los estándares de producción en Coahuila rivalizan, e incluso superan, a los de plantas ubicadas en Estados Unidos o Europa.

Carlos Rivera, vicepresidente senior de Manufactura de la compañía, profundizó en la importancia logística y estratégica de esta nueva asignación. La planta de Derramadero no solo abastece al mercado mexicano, que muestra un apetito creciente por vehículos de trabajo y recreativos de alta gama, sino que será el nodo central para la exportación hacia Canadá, Estados Unidos y otros mercados globales. Esto integra a Coahuila de manera aún más profunda en las cadenas de valor de Norteamérica bajo el marco del T-MEC. En un momento donde el nearshoring o relocalización de empresas está redefiniendo el comercio global, tener una plataforma de exportación consolidada para un producto insignia como la RAM 1500 es una ventaja competitiva incalculable para la región.

Es fundamental analizar el contexto del producto en sí mismo para entender la magnitud de esta noticia. La RAM 1500 compite en el segmento de las full-size pickups, un mercado que en Estados Unidos representa volúmenes de venta masivos y márgenes de utilidad vitales para la salud financiera de los fabricantes de Detroit. Que Stellantis confíe la producción de este activo financiero crítico a la planta de Saltillo habla de un nivel de confianza operativa absoluto. No se trata de ensamblar componentes sencillos; se trata de manufacturar vehículos complejos, con altos niveles de tecnología, sistemas de seguridad avanzados y acabados de lujo que los consumidores actuales exigen. La afirmación del gobernador Jiménez Salinas sobre que "en Coahuila hacemos las mejores camionetas del mundo" deja de ser un eslogan político para convertirse en una realidad respaldada por datos de mercado y satisfacción del cliente.

Sin embargo, el éxito industrial no ocurre en el vacío. Requiere de un ecosistema propicio que va más allá de las naves industriales. En este sentido, el evento resaltó la importancia de la gobernanza y la seguridad como factores diferenciadores. En un entorno nacional donde la incertidumbre puede frenar inversiones, Coahuila ha logrado mantener indicadores de seguridad que brindan certeza a las corporaciones multinacionales. La coordinación entre los tres niveles de gobierno, mencionada por el mandatario estatal, es un requisito indispensable para la operación fluida de la industria automotriz. La logística de exportación, que implica el movimiento constante de trenes y camiones hacia la frontera, requiere de carreteras seguras y un estado de derecho sólido. La fórmula de trabajo en equipo entre sociedad civil, iniciativa privada y gobierno, descrita por Jiménez Salinas, se presenta como el modelo de la "Triple Hélice" que ha permitido a la región prosperar.

El impacto económico de este proyecto se extiende mucho más allá de los empleos directos generados en la planta de ensamblaje. La industria automotriz se caracteriza por tener uno de los multiplicadores económicos más altos del sector secundario. La llegada de la nueva línea de producción de RAM dinamiza a toda una red de proveedores Tier 1 y Tier 2 instalados en la región sureste de Coahuila. Desde fabricantes de arneses eléctricos y componentes plásticos hasta proveedores de servicios de logística y mantenimiento industrial, la derrama económica permea en todo el tejido social. Javier Díaz González, alcalde de Saltillo, acertadamente señaló que la ciudad se ha consolidado como el corazón de la producción de RAM en México, lo que implica una responsabilidad urbana para proveer servicios, infraestructura y calidad de vida a la fuerza laboral que hace posible este milagro industrial.

Además, este lanzamiento llega en un momento de transformación tecnológica para la industria. Aunque el foco actual es la manufactura de la RAM 1500 y su portafolio asociado, la consolidación de estas capacidades productivas prepara el terreno para el futuro. Las plantas que hoy demuestran excelencia en la manufactura de vehículos de combustión interna y alta complejidad son las candidatas naturales para recibir inversiones futuras relacionadas con la electrificación y la movilidad sustentable. La disciplina operativa, la calidad en los procesos de pintura y ensamblaje, y la capacidad de gestión de la cadena de suministro son habilidades transferibles que aseguran la vigencia de Coahuila en el mapa automotriz de las próximas décadas.

La sinergia público-privada destacada durante el evento por directivos nacionales de Stellantis y representantes sindicales es otro pilar que sostiene este andamiaje. La paz laboral, entendida no como la ausencia de conflictos sino como la existencia de canales institucionales para la resolución de diferencias y la mejora continua de las condiciones de trabajo, es un activo intangible que las empresas valoran enormemente. En Coahuila, la relación entre los sindicatos, la empresa y el gobierno ha permitido crear un ambiente de estabilidad que contrasta con las interrupciones laborales que ocasionalmente afectan a otras regiones industriales del continente. Esta estabilidad es lo que permite cumplir con los estrictos calendarios de producción Just-in-Time que rigen la industria automotriz moderna.

Desde una perspectiva macroeconómica, la producción de RAM en Saltillo refuerza la balanza comercial de México. Los vehículos automotores representan el principal producto de exportación del país, y dentro de este rubro, las camionetas pickup y los camiones ligeros tienen un peso específico preponderante. Al consolidar esta producción, México no solo genera divisas, sino que profundiza su integración tecnológica con Estados Unidos y Canadá. La planta de Derramadero se convierte así en un nodo vital de la seguridad económica de Norteamérica, reduciendo la dependencia de cadenas de suministro transoceánicas que han demostrado ser vulnerables en años recientes.

La calidad del producto final, elogiada tanto por el CEO Daniel González como por el gobernador, es el resultado de una cultura de manufactura que se ha gestado durante generaciones. Saltillo no es nuevo en esto; tiene una herencia industrial que se remonta a décadas atrás. Las familias de la región han crecido con la industria, y el conocimiento técnico se ha transmitido y perfeccionado, apoyado por un sistema educativo estatal y universidades técnicas que han alineado sus planes de estudio con las necesidades del sector productivo. Cuando se habla de "manos coahuilenses", se habla de ingenieros, técnicos en robótica, especialistas en calidad y operarios altamente capacitados que entienden la complejidad de ensamblar miles de partes para crear una máquina de precisión.

El compromiso con la innovación y la infraestructura, mencionado como clave para atraer proyectos de manufactura avanzada, sugiere que el estado no se está durmiendo en sus laureles. La competencia por la inversión extranjera directa es feroz, no solo entre países, sino entre estados dentro de México. Para mantener el liderazgo, Coahuila ha tenido que invertir continuamente en parques industriales, suministro de agua, energía y conectividad digital. El lanzamiento de la nueva RAM es la prueba de que estas inversiones han rendido frutos, validando la estrategia de desarrollo económico de la entidad.

El inicio de la producción del nuevo portafolio de RAM en Saltillo es mucho más que una buena noticia local; es una declaración de principios de la industria automotriz mexicana. Confirma que México ha dejado atrás la etapa de ser un simple ensamblador de bajo costo para convertirse en un socio estratégico capaz de fabricar los productos más complejos y valiosos del mercado global. La alianza entre Stellantis y Coahuila, cimentada en la confianza mutua, la seguridad jurídica y la excelencia laboral, proyecta un futuro donde la región seguirá siendo un referente indiscutible en el mapa mundial de la movilidad. Mientras las primeras unidades de la nueva RAM 1500 salen de la línea de producción en Derramadero rumbo a los concesionarios de todo el mundo, llevan consigo no solo la marca de una empresa, sino el sello de calidad de todo un estado que ha decidido apostar por el trabajo, la innovación y el desarrollo como vías para la prosperidad.

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