En las calles de la Ciudad de México, donde el caos vial y la innovación regulatoria coexisten en un frágil equilibrio, un tema ha capturado la atención de conductores, autoridades y hasta memes en redes sociales: los portaplacas. ¿Son legales? ¿Cómo usarlos sin caer en multas? ¿Qué hacer si un agente de tránsito intenta abusar de la norma? La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) ha intentado despejar estas dudas, pero en un país donde el 73% de los automovilistas desconfía de las autoridades de tránsito (según el INEGI), la claridad no siempre llega con un tuit. Este artículo no solo explica la normativa vigente, sino que ofrece estrategias prácticas para navegar este laberinto legal sin perder dinero, tiempo o paciencia.
El artículo 45, inciso b, del Reglamento de Tránsito de la CDMX es claro: se prohíbe “utilizar micas, cubiertas, aditamentos o cualquier elemento que impida o dificulte la visibilidad de las placas de circulación”. La ambigüedad radica en palabras como “dificulte” o “aditamentos”, que abren la puerta a interpretaciones subjetivas. Pablo Vázquez Camacho, secretario de Seguridad Ciudadana, aclaró que los portaplacas son legales si cumplen dos condiciones:
Es decir, el problema no es el marco decorativo en sí, sino su diseño. Por ejemplo, un portaplacas de acero inoxidable con bordes delgados que dejan visible el 100% de la placa es aceptable. En cambio, uno con vidrio polarizado o una cubierta que difumina los caracteres (incluso parcialmente) podría costarte entre $2,262.8 y 3,402 MXN (20 a 30 UMAs, con UMA 2025 en $113.14).
La teoría suena sencilla, pero la práctica es otra historia. En una ciudad donde el 40% de las multas de tránsito son impugnadas por inconsistencias (Comisión de Derechos Humanos de la CDMX), los conductores necesitan más que un video en redes. Aquí, tres estrategias probadas:
La SSC utiliza cámaras automatizadas y revisiones visuales para detectar placas ilegibles. Para evitar sorpresas, realiza este test: parado a 5 metros de distancia de tu auto, verifica si puedes leer todos los dígitos y la entidad emisora de la placa. Si la respuesta es “no”, tu portaplacas es riesgoso. Este mismo criterio aplica de noche: materiales como el cromo brillante podrían reflejar las luces de las cámaras, haciendo imposible la lectura.
Si tu portaplacas cumple con la norma, toma fotos de alta resolución que muestran la placa visible desde múltiples ángulos. Guárdalas en tu teléfono o en la nube. En caso de una multa injustificada, esta evidencia será clave para impugnar. Además, exige que el agente redactor de la infracción detalle exactamente qué parte de la placa está obstruida. Por ley, debe especificarlo en el reporte.
La SSC habilitó la línea 55 5208 9898 para reportar abusos. Si un agente insiste en multarte por un portaplacas legal, solicita su identificación completa (nombre, número de placa y unidad), graba la interacción (es legal hacerlo en espacios públicos) y menciona que contactarás a este número. Según abogados especializados en movilidad, el 80% de las multas basadas en interpretaciones erróneas se retiran cuando el conductor presenta evidencia y sigue este protocolo.
Detrás de esta normativa hay un objetivo mayor: combatir la impunidad vehicular. En 2024, el 32% de los autos involucrados en delitos (secuestros, robos) en la CDMX tenían placas alteradas o ilegibles (Fiscalía General de Justicia). Los dispositivos de control no solo buscan sancionar a conductores descuidados, sino integrar una base de datos confiable para rastrear vehículos ligados a actividades ilícitas.
Además, las cámaras lectoras de placas son clave en programas como:
Es decir, un portaplacas mal usado no solo te pone en riesgo de multas, sino que debilita un sistema diseñado (en teoría) para proteger a todos.
En su comunicado, el secretario Vázquez Camacho fue enfático: “No habrá tolerancia con vehículos oficiales, incluyendo patrullas y motocicletas de la SSC, que no cumplan la norma”. Sin embargo, la realidad es más compleja. Un estudio de México Visible reveló que el 60% de las patrullas de la CDMX tienen placas deterioradas, micas o portaplacas que oscurecen los números. Esto alimenta la percepción de doble estándar: ¿por qué un ciudadano es multado, pero una patrulla con placa ilegible opera sin consecuencias?
La SSC argumenta que los vehículos oficiales tienen protocolos internos de mantenimiento, pero la transparencia es limitada. Para los ciudadanos, la lección es clara: exige rendición de cuentas. Si ves una patrulla, grúa o auto de gobierno con placas alteradas, repórtala mediante la misma línea 55 5208 9898. La presión social es, a menudo, el mejor fiscalizador.
Las reglas existen, pero su aplicación debe ser objetiva. Si tu marco cumple, no temas usarlo; si no, reemplázalo por uno sencillo. Los portaplacas estéticos no valen $3,000 MXN de multa.
Sé un ciudadano proactivo. Usa la línea de denuncias, graba interacciones sospechosas y comparte tu experiencia en redes (con pruebas). La transparencia frena abusos.
Piensa en el ecosistema. Una placa legible no solo evita multas: ayuda a rastrear autos robados o a identificar conductores peligrosos.
En una ciudad donde el 89% de los automovilistas cree que las normas se aplican de forma desigual (Encuesta Nacional de Movilidad Urbana 2024), cumplir inteligentemente es un acto de rebeldía constructiva. Al final, más que marcos en las placas, lo que necesitamos son marcos de responsabilidad compartida.
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