Cómo proteger tu vida y tu bolsillo en temporada de lluvias

Cómo proteger tu vida y tu bolsillo en temporada de lluvias

México es un país de contrastes: mientras sus paisajes deslumbran con selvas, montañas y costas, también enfrenta una realidad cruda. Según la ONU, es una de las naciones más vulnerables a fenómenos hidrometeorológicos. Cada año, entre junio y noviembre, las lluvias no solo pintan de verde las ciudades, sino que convierten calles en ríos y estacionamientos en lagunas. Para los conductores, esto no es solo un inconveniente: es un riesgo que puede costar hasta $160,000 MXN en reparaciones, según la AMIS. Pero más allá del dinero, está en juego la seguridad de las familias que viajan en un auto inundado. ¿Cómo transformar el miedo en acción inteligente? Este artículo no solo enumera pasos, sino que revela el "por qué" detrás de cada decisión crítica al volante.

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1. Apagar el auto: Cuando el instinto de huir se convierte en el peor enemigo

Imagina esto: vas manejando y, de pronto, el agua alcanza la altura de los pedales. El corazón late rápido, las manos sudan, y el primer impulso es pisar el acelerador para "salir rápido". Error. Apagar el motor no es una sugerencia, es una ley de supervivencia mecánica. Cuando el agua supera el nivel del piso del auto, el riesgo de hidroplaneo aumenta, pero el verdadero peligro está bajo el capó: si el líquido entra al motor a través de la admisión, ocurre el "hydro-lock" o bloqueo hidráulico. Esto significa que los pistones, al comprimir agua (que no se comprime como el aire), doblan bielas, fracturan bloques o destruyen cigüeñales. La reparación puede superar los $80,000 MXN, y muchas aseguradoras no cubrirán el daño si se demuestra que el conductor forzó el motor.

¿La solución? Actuar como en el ajedrez: pensar dos movimientos adelante. Si el agua está subiendo, apaga el auto antes de que el sistema eléctrico falle. Desconecta la batería si es posible (evitando cortocircuitos), y espera instrucciones profesionales. Como dice el ingeniero automotriz Luis Treviño: "Un motor apagado a tiempo es un motor que vive para contar la historia".

2. Banquetas y camellones: La trampa disfrazada de salvación

En una inundación, la desesperación nubla el juicio. Subir a una banqueta o camellón parece una idea ingeniosa para elevar el auto sobre el agua, pero aquí hay tres verdades incómodas:

Daños ocultos: Las suspensiones y neumáticos no están diseñados para soportar el peso del vehículo en ángulos pronunciados. Una llanta reventada o un amortiguador roto son gastos de $5,000 a $15,000 MXN, según la AMIS.

Responsabilidad civil: Si dañas infraestructura pública (como romper una banqueta), podrías enfrentar multas de la autoridad local.

Seguro en riesgo: Las aseguradoras investigan si el daño ocurrió por una maniobra evasiva no autorizada. Si determinan que subir al camellón fue una "imprudencia", podrían negar la cobertura.

La alternativa es simple, aunque difícil de aceptar: quedarse quieto. Usa apps como Waze o Google Maps para evaluar rutas alternas antes de entrar a una zona inundada. Si ya estás atrapado, espera dentro del auto (si el agua no sube) o busca refugio seguro.

3. Maniobras Temerarias

Acelerar bruscamente, zigzaguear entre charcos o seguir a otros autos "valientes" son acciones que convierten un viaje en una ruleta rusa. Ana Bonifaz, experta en seguros de Rastreator.mx, lo explica así: "El 40% de los daños en inundaciones no son por el agua en sí, sino por choques laterales o impactos contra objetos ocultos bajo la superficie". Un ejemplo común es golpear un bache sumergido, lo que deforma las llantas y afecta la dirección.

La clave aquí es dominarse. Reduce la velocidad a 10 -15 km/h en zonas inundadas, mantén una distancia de 5 metros con otros autos y enciende las luces antiniebla (si las tienes) para mejorar la visibilidad. Si el agua supera 30 cm de profundidad (altura promedio de un neumático), detente inmediatamente.

4. Abandonar el Auto

Ningún objeto material vale una vida. Si el agua sigue subiendo y alcanza las ventanas, es hora de evacuar. Pero hacerlo requiere técnica:

No forces las puertas: La presión externa del agua puede hacer imposible abrirlas. Baja las ventanas eléctricas antes de que el sistema falle.

Sal en orden: Primero los niños y adultos mayores, luego los demás. Si las ventanas no bajan, usa un rompecristales (herramienta que todo auto debería tener en la guantera).

Dirígete a terreno alto: Una banqueta, un edificio o incluso el techo del auto si es seguro.

Abandonar el auto no es una derrota, es un triunfo de la prudencia. Según Protección Civil CDMX, el 90% de las muertes en inundaciones vehiculares ocurren porque las personas esperan demasiado para salir.

5. El Aftermath: Cómo no arruinar tu reclamación de seguro

Supongamos que sobreviviste a la inundación, pero tu auto no. Ahora, cada movimiento cuenta para evitar que la aseguradora rechace tu caso:

No enciendas el auto "para ver si funciona". Un motor dañado que se fuerza puede quemar la computadora central ($20,000 MXN).

No limpies el interior. Los ajustadores necesitan ver el nivel máximo de agua alcanzado. Si retiras el lodo o secas las alfombras, podrían argumentar que "exageras" el daño.

Documenta todo. Toma fotos y videos del auto, la calle inundada y los daños. Incluye la hora y fecha en las propiedades del archivo.

El proceso ideal:

  • Llama a tu aseguradora desde el lugar (si es seguro).
  • Pide una grúa autorizada para llevar el auto al taller.
  • Entrega la póliza y documentos del auto al ajustador.

Recuerda: solo el 35% de los autos en México tienen seguro de cobertura amplia. Si el tuyo es uno de ellos, sigue estos pasos al pie de la letra. Si no, considera que reparar un motor inundado puede costar más que el valor comercial del vehículo.

Convierte tu auto en un "kit de supervivencia". Incluye un rompecristales, chalecos reflectantes y una lista de contactos de emergencia plastificada. Revisa tu póliza cada año (¿cubre inundaciones? ¿Incluye grúa?). Y sobre todo, educa a tu familia: explícales que, en una inundación, el auto es lo de menos. Lo único insustituible son las vidas que van dentro.

Al final, manejar bajo la lluvia no se trata de demostrar valentía, sino de demostrar amor propio. Y eso, en un país donde las nubes descargan sin avisar, es la mejor póliza de todas.

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