La adopción masiva de vehículos eléctricos (VE) se ha visto impulsada por la creciente conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de alternativas sostenibles al transporte tradicional. Sin embargo, una de las principales preocupaciones que persisten entre los potenciales compradores es la durabilidad de las baterías. Persiste la idea de que las baterías de los autos eléctricos se degradan rápidamente, al igual que las de nuestros teléfonos móviles, lo que implicaría costosos reemplazos en cortos periodos de tiempo. Afortunadamente, un estudio reciente arroja luz sobre este tema, revelando que las baterías de los VE están superando con creces las expectativas iniciales.
Un estudio innovador realizado por el Stanford Battery Center de la Universidad de Stanford en Estados Unidos ha descubierto que las baterías de los autos eléctricos están durando hasta un 40% más de lo que se estimaba en un principio. Este hallazgo representa un importante avance para la industria de los VE y un alivio para los consumidores.
Tradicionalmente, las pruebas de durabilidad de las baterías se han basado en ciclos repetidos de descarga y carga completa, hasta que la batería alcanza un punto de baja eficiencia y se considera que debe ser reemplazada. Si bien estas pruebas proporcionan una estimación inicial de la vida útil, que se sitúa entre los 10 y 20 años según la composición química y el tamaño de la batería, no reflejan con precisión las condiciones reales de uso.
Las pruebas de homologación convencionales no consideran la variabilidad del uso diario, como los diferentes estilos de conducción, el uso de la frenada regenerativa, las fluctuaciones de temperatura y los distintos niveles de carga que aplican los usuarios. Es por ello que la Universidad de Stanford decidió abordar el problema desde una perspectiva más realista.
Los investigadores de Stanford desarrollaron cuatro perfiles de consumo de energía y recarga de baterías basados en datos reales recopilados de cientos de vehículos eléctricos utilizados a diario por diferentes conductores. Esta información se utilizó para crear un algoritmo que simuló ciclos de trabajo realistas en 92 baterías distintas con diversas composiciones químicas.
Este enfoque innovador permitió a los investigadores observar el comportamiento de las baterías bajo condiciones de uso reales, obteniendo resultados sorprendentes. Como se mencionó anteriormente, los hallazgos apuntan a una durabilidad hasta un 40% mayor de lo que se estimaba con las pruebas tradicionales.
La mayor durabilidad observada se debe a varios factores. En primer lugar, en el uso cotidiano, rara vez se descarga la batería por completo en un solo ciclo. Además, el estilo de conducción, el uso de la frenada regenerativa (que recupera energía durante la desaceleración), las condiciones de temperatura y el límite de carga que cada usuario establece para su vehículo influyen significativamente en la vida útil de la batería.
La frenada regenerativa, por ejemplo, no solo ayuda a prolongar la duración de las pastillas de freno, sino que también reduce el estrés en la batería al recuperar energía que de otro modo se perdería. Las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, pueden afectar negativamente el rendimiento y la vida útil de las baterías, 1 por lo que un control adecuado de la temperatura es crucial. Asimismo, evitar la descarga completa y la carga al 100% de forma constante puede contribuir a una mayor longevidad.
Estos hallazgos son una excelente noticia para los propietarios de vehículos eléctricos y para aquellos que están considerando adquirir uno. La mayor durabilidad de las baterías reduce la preocupación por los costos de reemplazo a corto plazo y refuerza la viabilidad a largo plazo de la movilidad eléctrica.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las baterías siguen siendo un componente costoso de los vehículos eléctricos. Si bien la garantía del vehículo puede cubrir el reemplazo en ciertos casos, si la batería necesita ser reemplazada fuera del período de garantía, el costo puede ser considerable, llegando incluso a igualar el valor del automóvil en algunos casos.
A pesar de esto, la investigación de Stanford representa un importante paso adelante en la comprensión de la durabilidad de las baterías de los VE. Los resultados ofrecen una mayor tranquilidad a los consumidores y respaldan la transición hacia un futuro del transporte más sostenible. A medida que la tecnología de baterías continúa avanzando, es probable que veamos mejoras aún mayores en su rendimiento, durabilidad y costo, lo que hará que los vehículos eléctricos sean una opción cada vez más atractiva para un público más amplio. Este estudio nos muestra que la ansiedad por la batería puede ir quedando en el pasado, abriendo camino a una adopción más confiada y generalizada de la movilidad eléctrica.
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